viernes, 1 de julio de 2011

Cierre: Al final, no os preguntarán qué habéis sabido, sino qué habéis hecho. (Jean de Gerson)

CLASE
El miércoles tuvimos nuestra última clase. Fue una clase muy emotiva como lo había contado anteriormente. Creo que esta clase de responsabilidad social y ciudadanía es necesaria dentro de nuestro plan de estudios. Al principio me dio mucha flojera escuchar todo lo que tienes que hacer y durante el trayecto hice las cosas a como pude. Hoy que ya se terminó la recuerdo con buenos momentos. Dentro de la clase confieso que aprendí nuevos conceptos, que los daba por hecho pero en verdad no sabía qué significaban. Me encantó ver la ética desde varias dimensiones, muchas veces ni sabía que se podía aplicar en ciertas áreas. Los trabajos fueron muy dinámicos y esta parte de la clase no fue tan pesada. Además, me gustó mucho el ambiente del salón. Creo que hicimos buena química. Me gustaba mucho ir a clases, ya que sabía que me iba a divertir. Todos tenían buena vibra. Finalmente, la clase me sirvió mucho para entender y saber la teoría con el fin de aplicarla posteriormente. Me hizo saber hechos y situaciones actuales que me ayudaron a abrir los ojos y pensar en una solución. De verdad necesitaba que alguien me diera un llamada para enterarme de la situación en nuestro país.

COMUNIDAD






¿Qué puede concluir de la comunidad? Son demasiados sentimientos lo que sentí trabajando en Aguaruto. Al principio iba toda emocionada. Nunca había dado clases entonces era todo muy nuevo para mí. En los primeros días me di cuenta que no es ningún juego. Estos niños de verdad necesitan aprender y necesitan un maestro firme que los guíe. Sentí pánico. Traté de adaptar mis actitudes y cambiar mi manera de trabajar para así hacer que los niños aprendieran. Es ahí en la mitad, que me empiezo a sentir frustrada y me empezaba a dar flojera ir. Estos días, cuando íbamos en camino a Aguaruto siempre decía "ya quiero que se acabe". Fue en las últimas dos semanas donde siento que me adapté. El ir a Aguaruto ya no se me hacía pesado, y disfrutaba cada día más la convivencia con los niños. Me abrí más hacía ellos y sentí que este sentimiento también venía de parte de ellos. Todo se empezó a dar de manera natural y fue muy ameno. En general, creo que todo profesionista debería realizar servicio social de este estilo. Es una experiencia única que en ningún lado la vas a adquirir. Además de que es un reto enorme. Aprendes demasiadas cosas. Abre tu perspectiva sobre el mundo. Cambia tu manera de pensar. Te impulsa para que quieras llegar a ser mejor persona. Te motiva en todos los aspectos de la vida. Llegué a querer mucho a mis alumnos. Finalmente, en la fiesta me la pasé super padre. Me sentía como una niña también. Disfruté mucho jugar con los niños y siento que ellos también tuvieron un muy buen rato. La experiencia en general es única. 100% recomendada.